28 mar 2012

La Revolución Delirante / Manifiesto 2012

 
“La Revolución Delirante” comienza en 2011 como un proyecto de varios jóvenes que nos formamos o trabajamos en los servicios de Salud Mental de Valladolid. Nos movía el deseo de afrontar esta profesión desde un punto de vista diferente al que se impone desde la rigidez y encorsetamiento del positivismo psiquiátrico. Y queríamos compartir este propósito con nuestros compañeros, pues sabemos que la formación de los jóvenes suele ir dirigida en esa única dirección. Cada día comprobamos que estamos heredando una psiquiatría enrarecida, naturalista pero desnaturalizada, que se aparta del loco, de su acompañamiento y de su escucha refugiándose en las clasificaciones, las teorías genéticas y el tratamiento exclusivamente farmacológico. Por ello decidimos organizar las I Jornadas de Jóvenes Profesionales de la Salud Mental, una reunión pensada como lugar de encuentro clínico y asistencial que, entre otras cosas, nos llevaría al intercambio de ideas, el cuestionamiento de nuestra propia práctica y el planteamiento de estrategias para mejorarla.

Para nuestra sorpresa la idea congregó a más de doscientos cincuenta profesionales, originándose un debate rico, libre e interesante en un ambiente de animación repentino e insólito en este tipo de eventos. Nos sobran, por tanto, razones para sentirnos impulsados a convocar las segundas jornadas en 2012.

En esta ocasión aprovecharemos para incidir especialmente en la composición multidisciplinar de las mesas clínicas, que estarán formadas por un psiquiatra o psicólogo, un enfermero o auxiliar de enfermería y un trabajador o educador social. Con ello pretendemos que en todas esté representado el equipo terapéutico, entendido como pieza fundamental e insustituible de la asistencia en salud mental.

Por supuesto, conservaremos los tres principios que se mostraron fundamentales en la edición inaugural. En primer lugar, será organizada, promovida y llevada a cabo por jóvenes; en segundo, irá dirigida a todo tipo de profesionales de la salud mental; y, por último, tendrá un carácter absolutamente gratuito para todos los asistentes.

Franco Basaglia decía que «si la institución se gestiona por su personal de forma cerrada, tanto mental como prácticamente, la institución está cerrada; si se hace lo contrario, la institución se abre».  Ahora, abiertos al futuro, continuamos con “La Revolución Delirante”.

Asociación La Revolución Delirante
 Foto: www.capitulouno.net

22 mar 2012

RAFFAELE DOVENNA

Hoy es un día triste para la psiquiatría comunitaria y, especialmente, para el sistema asistencial de Trieste. La ciudad elegida por Franco Basaglia, impulsor en Italia de la llamada “antipsiquiatría” y máximo defensor del cierre de los manicomios italianos, se despide de uno de sus mayores representantes. Ha fallecido Raffaele Dovenna, enfermero del Departamento de Salud Mental Triestino, fundador de la Polisportiva Fuoric´entro y responsable de la acogida de todos los psiquiatras, psicólogos, estudiantes y voluntarios que, desde todo el mundo, han acudido a  conocer este impostergable modelo.

Durante más de treinta años trabajó promoviendo y divulgando, sobre todo en Argentina, el sistema comunitario liderado por Franco Basaglia, en el que se prioriza la historia personal del enfermo, sus necesidades y su integración en la comunidad. Raffaele trabajó mucho en el campo del deporte ya que pensaba que su práctica era muy útil para la rehabilitación de la persona. Así fundó en 1999, junto con otro enfermero del departamento, la Polisportiva Fuoric´entro, un club deportivo que tiene como objetivo la integración social a través del deporte. Un espacio donde no solamente se dan patadas a un balón, sino en el que lo más importante es crear un equipo, una pequeña comunidad donde la gente se integra, se generan amistades, etc. Hasta tal punto ha llegado su difusión que, con frecuencia, se celebran campeonatos a nivel internacional en los que participan otras fundaciones con los mismos fines.

En octubre de 2010, con motivo de la celebración de la IX Jornada de la Asociación Castellana y Leonesa de Salud Mental, tuvimos el privilegio de contar con su presencia en Valladolid. Junto a Peppe Dell´Acqua y Franco Rotelli nos presentó La experiencia de la reforma psiquiátrica en Trieste, todo un placer para los asistentes allí reunidos.

Basaglia llegó a decir: “Nosotros demostramos que lo imposible puede ser posible". Hoy, aquellos que hemos tenido la suerte de ver y conocer de la mano de Raffaele la realidad de la desinstitucionalización en Trieste, sólo podemos subrayar lo ya dicho: gracias Raffaele por habernos demostrado que realmente es posible.

Os invitamos a escuchar una entrevista realizada a Raffaele en septiembre de 2009 en las instalaciones del Departamento de Salud Mental de Trieste. En ella explica toda su trayectoria profesional:


16 mar 2012

POST SCRIPTUM, por David Nebreda


La autoridad de los evangelios apócrifos enuncia claramente: «Primero dime tú qué es Alfa, y yo te diré qué es Beta. Al enfadarse, el maestro le golpeó e inmediatamente cayó muerto». Esta declaración establece la distancia definitiva frente al testigo inútil. Cualquier respuesta sería humillante, una vez limitada a la naturaleza del principio –a la naturaleza de nuestra primera persona como un hecho violento–, a un acto normativo. Pero no sabemos si el espacio excesivo entre las letras nos obligará a preguntarnos constantemente: «¿Es así? ¿Se hace así?» Nunca hemos tenido claro conocimiento de los límites entre la alucinación y la experiencia delirante, la naturaleza del pensamiento fragmentado donde las preguntas tales como las de la verdad, de la responsabilidad o de la coexistencia con extraños nos conducen directamente al problema del origen, de la definición. Por esta razón, tenemos que recurrir a las primeras palabras de nuestra cultura y de nuestra propia inteligencia. Todas son discretas, todas representan un riesgo y todas nos atraviesan como el último  reducto del acto y del pensamiento reales, del lenguaje real, de las visiones, sacrificios y tributos reales. La Ananké-oportet nos traspasa y, con el tiempo, en nuestro interior, nuestro nombre comienza a escribirse por sí mismo.

Creemos que el diálogo entre iguales no es necesario, pues la certeza ofrece mejores garantías que la simpatía. Hay algo valioso en la violencia muda, y podemos preguntarnos si la generosidad de ésta hacia los demás es legítima. Nos movemos por  este terreno, con correspondencias entre imagen y desaparición – o recreación –, entre imagen y muerte. Existe una posibilidad de convertir el sacrificio del nacimiento en sacrificio de una inercia histórica, siendo tanto el uno como el otro sinónimos de violencia. Ambos se manifiestan a través de nuestra supervivencia, aquella que nos hemos impuesto, y ambos deberían poder servirnos para transformar el tiempo personal en tiempo histórico. Pero si cambiamos el «es» por «debe ser» o por «casi es», tenemos que aceptar la lucha contra lo extraño que se ha vuelto nuestro cerebro. Renunciamos al hombre y, sobre nuestro enemigo, renovamos los saludos por el tiempo que no veremos. Si, frente al éxtasis imposible de nuestro cuerpo sucio, sólo nos queda la violencia (o la obligación,  que es una aberración inútil para el otro) y si, frente a la suplantación del otro sólo queda el desprecio, el sol-parábola de la destrucción se presenta como parábola de la vida eterna. Pero los mismos términos que nos definen a todos, como los de odio, de fertilidad o de vida eterna, nos delimitan también a todos. La Alfa quema, nos quema la frente; destruye la realidad, pero nos da las condiciones del nombre. Por esto, no podemos más que invertir los términos de la relación y asumir la coherencia de nuestra propia destrucción. Esto ha sido siempre así. Únicamente por la disciplina de la esencia y de la destrucción, por el análisis de nuestra propia negación, la soberbia se convirtió en condición de fuerza y ésta en letra. Por el acto probado pronunciamos la Beta, y no descubrimos, en la justicia de nuestra comunión solitaria y tranquila, en el murmullo del derrumbe, nada más que condiciones para vivir un poco menos, un poco más.

Existe una relación entre la terrible sentencia de Heráclito, que impone el orden al sol, y la obsesión de mi padre – otro demente – por apagar el fuego solar, los reflejos del sol en el suelo de la habitación, con cubos de agua. Existe una relación entre los últimos momentos del caos original y el oráculo definitivo de mi padre, cuando pregunta a la pared en voz baja: «¿Cuánto tiempo queda aún para hacer algo?». Existe una relación entre el esfuerzo para evitar el estupor de todas las conjunciones verbales y el acto mágico de voluntad gracias al que decimos: «Que sea».

Traducción del texto en francés incluido en Sur David Nebreda (2001, Léo Scheer)
Foto: David Nebreda

10 mar 2012

VERGÜENZA, por Francisco Pereña


El psicoanálisis es un arte de la despedida

"El psicoanálisis no es una cura por adhesión, sino un arte de la despedida", ha dicho Francisco Pereña, un psicoanalista que resiste al poder, "para pensar", y que en su ensayo "Fragmentos de la vergüenza" narra su propio adiós al "doctrinarismo institucional".

"La vida empieza después de las murallas", escribió Kafka en su relato la Torre de Babel, una aseveración que este autor recupera para recordar que "la clínica psicoanalítica también".

Su libro, el quinto que publica Ed.Síntesis desde "La pulsión y la culpa" (2001), concluye con un homenaje a las Elegías de Rilke y unas palabras de Paul Celan: "Llama a la puerta de tu soledad y pregunta por el dueño: si la puerta se abre no habrás hablado en vano a los hombres".

Pereña llama "ignorante arrogante" al psicoanalista que se asegura en una institución y se confunde con ella "convertido él mismo en institución". Y propone una clínica de 'la memoria' y 'la compasión' que resista al poder y a la identidad.

Defiende la distancia emocional de la despedida y la separación que permiten seguir avanzando -lo que fortalece cada recorrido subjetivo-, y deja atrás a quienes se entregan, sin posible tibieza, a una "decisión de fe" doctrinal.

En su libro, achaca al mismo Freud el que se consagrara esta tendencia a la adhesión, después de haber creado el famoso "comité secreto" ante la 'deserción' de Jung y otras 'deslealtades' que no logró impedir.

Pereña piensa que la clínica del psicoanálisis perdura, lo que es un hecho, para atender al sujeto en sus carencias, temores o sinsentidos (el modo concreto en que 'lo psíquico' se encarnó en cada uno), "para impedir que 'lo humano' se asimile a la maquinaria genética".

¿Quién se ocupará de nuestro 'desamparo' si todo se confía al triunfo del gen?, ¿Quién portará esa 'compasión' que quedó despreciada y aniquilada por el determinismo genético, heredero de la doctrina de la predestinación?, inquiere.

"Hace tiempo que descubrí que cuando pregunto a alguien sentado ante mí ¿qué le pasa?, me dirijo a alguien que existe" -escribe-, "alguien perplejo ante la vida", "que quiere aprender a vivir o saber cómo sería posible vivir sin hacer daño".

"Pero también, con demasiada frecuencia -añade-, alguien ofendido y solicitando venganza en nombre de una justicia inexistente o gimiendo en la oscuridad de la falta de deseo".

"No pregunto a una categoría psicopatológica, sino a una persona igual que yo -explica-, marcada de parecido desamparo o parecida aflicción, pero a la vez insustituible, a la que yo no puedo suplir".

Para contar la historia de su relación con el psicoanálisis, el autor de "El hombre sin argumento", "De la violencia a la crueldad" y "Soledad, pertenencia y transferencia", empieza por discriminar sus sentimientos.

"Discernir en lo que yo mismo sentía como psicoanalista y en relación con lo que escuchaba era una tarea íntima irrenunciable -confiesa- y fueron apareciendo la culpa, la vergüenza, el pudor, la humillación, la venganza, la ofensa, la rivalidad y la compasión".

Así pudo comprobar que había vivido su recorrido "como una humillación" y se preguntó cómo y por qué seguir siendo psicoanalista o de qué modo entender esta clínica.

Freud se equivocó -dice- cuando tomó su descubrimiento como "un patrimonio", y no tanto como un "pensamiento renovador" o "fuente de inspiración clínica".

"Convertir la disidencia en una ruina es un modo de asegurar la permanencia de la Institución", denuncia este pensador que se despidió del Colegio de Psicoanálisis -del que fue destacado fundador- y, poco antes, de Jacques Alain Miller, yerno y albacea de Lacan que preserva la ortodoxia de sus textos.

Pereña cree que el psicoanálisis cabe en universidades y hospitales, pero denuncia que intereses corporativos o económicos de la institución psicoanalítica están derivando esta clínica hacia una simple "explotación de las dependencias infantiles".

"La clínica psicoanalítica no es patrimonio de nadie -asegura-, ni la ortodoxia es su garantía".

La Opinión de Tenerife, 19 de julio de 2008

Posteriormente, Francisco Pereña ha publicado dos títulos  que, desde luego, merecen ser destacados: Cuerpo y agresividad (2011, ed. Siglo XXI), que incluye una versión ampliada de ese texto fundamental que es Denegación y límite, e Incongruencias (2011, ed. Síntesis).

4 mar 2012

CINE EN "LA REVOLUCIÓN DELIRANTE" 2012

En la pasada edición tuvimos la oportunidad de disfrutar del excelente documental The Devil and Daniel Johnston (Jeff Feuerzeig, 2005). En las próximas jornadas también reservaremos un espacio al cine, ¿alguna sugerencia?

Hasta noviembre, no dejemos de recordar al joven Daniel trabajando con trastos arrinconados, la soledad y la pérdida de tiempo como materias primas...